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FENOMENOS PARANORMALES EN CADIZ

FENOMENOS PARANORMALES EN CADIZ

Cuenta una extendida teoría entre los investigadores de los fenómenos paranormales, que aquellos edificios en los que se suceden a lo largo del tiempo hechos luctuosos son más proclives a que entre sus paredes tengan lugar ese tipo de hechos insólitos, y sin duda alguna, el antiguo edificio del que hablamos en nuestro artículo cumple todos los requisitos.
    Hemos visto su historia en el apartado en el punto de mira, pero aquí recordaremos los más notables hechos relacionados con la tristeza y la denigración, a rasgos generales, que tuvieron lugar en tan emblemático marco, contando con la aportación de algunos comentarios de terceros, que aunque sin una base sólida, llaman la atención de cualquiera que se interese por este tipo de temas. No es nuestra intención ni dañar ni calumniar a la institución y a los que fueron sus artífices, pero si es nuestro deber hacernos eco de lo que se comenta, sea leyenda o realidad, sobre la historia del mismo edificio y su relación con los supuestos fenómenos que adolecen en él.
    Lo primero que debemos matizar es que ni enfatizamos ni negamos la veracidad de lo que a continuación exponemos, dejando claro que, salvo algunos datos precisos, el restos adolece del rigor científico necesario.

    Debemos recordar que el edificio en cuestión fue un Antiguo Hospicio, donde muchos niños padecieron la miseria de unos tiempos peores, y que a su vez, acogió entre sus paredes una sección de dementes y trastornados psíquicos hasta que fueron trasladados a la Residencia Psiquiátrica Nuestra Señora de la Paz, junto al Convento de Capuchinos. Como mencionamos en el artículo en cuestión en el otro apartado del blog, la mano dura se hizo presente entre los celadores y así lo recogen las fuentes consultadas, y no cabe más que preguntarse, si además ocurrió algo más entre esas angostas habitaciones donde prácticamente en algunos momentos se hacinaban los ocupantes. Aunque también hablando de crónicas, hay que tener en cuenta también las que hablaban favorablemente de dicha Institución, así en 1787, el Abate Thowsedll visita esta casa y hace un elogio de ella. Posteriormente el Dr. Ullespergher, en su libro “Historia de la Psicología y de la Psiquiatría en España”, se refiere también a la misma como un modelo de asistencia: “El número de albergados asciende a 100, de ellos la mitad gente joven y la otra mitad de edad. Todos son alimentados y tienen traje de verano y de invierno, y cada individuo su cama. Tienen maestros y maestras para muchachos y muchachas, que son ocupados según su inclinación y disposición, y los de edad, según su posible actividad. Hay dos departamentos, uno de los cuales está dedicado a locos, y el otro departamento es un instituto de mejora (correccional), para jóvenes delincuentes”.

    Lo que es cierto en un sentido o en otro es que a finales de 1849, se asistían en el Hospicio o Casa de la Misericordia un total de 87 dementes, 58 hombres y 29 mujeres, y en dos años, la cantidad se duplicó a 117 hombres y 59 mujeres, 176 en total, con lo que seguro que hubo problemas de mantenimiento en esos años, y la asistencia empeoró notablemente sobre estas personas, al margen de los jóvenes internados en el edificio.

 

    Teniendo en cuenta que en casi todos los Hospicios y Manicomios se recogen historias similares, como en la misma Casa Cuna de Cádiz afectada por la explosión o en el Hospicio de Sevilla, no deberíamos dejar de prestar atención y quizás, deberían ser objeto de un estudio más exhaustivo los hechos paranormales que se producen en el mismo.

    Son algunos los testimonios que hablan ya en el siglo XX y hasta pasada la mitad de siglo de algunos comportamientos incívicos por parte de los sacerdotes que ejercían su profesión en el mismo centro, y que no podemos confirmar al 100% para no caer en la calumnia sin pruebas, ya que otros muchos testimonios hablan de profesores “buenos”. En lo que si coinciden muchos exalumnos, y en concordancia con el modelo educativo de la época franquista, es que los castigos severos a los alumnos se basaban en muchas ocasiones en lo físico, con agresiones con raquetas de tenis por ejemplo, como se recoge del testimonio de Vicente González, ante el cual siempre planteamos la duda razonable.
    En épocas posteriores, la educación según coinciden todas las voces se normalizó y en alumnos que estudiaron partir de finales de los 70 ya no se recogen testimonios de este tipo sino muy buenos recuerdos.
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